Los últimos 2,000 años han sido horribles para el área geográfica llamada "Palestina". Esta zona se convirtió en una zona casi completamente árida y el crecimiento de vegetación y la producción agrícola allí era virtualmente inexistente. Pero, si usted lee porciones del Antiguo Testamento correspondientes al primer y segundo milenio antes de Cristo, usted podrá notar que esta tierra se describe como una zona con abundante vegetación. Si hace 90 años usted hubiera viajado a la zona donde se encuentra localizado el Israel moderno, usted no hubiera pensado que jamás sería posible que allí, en aquella aparente inhóspita y ruda tierra pudiera florecer una agricultura y una vegetación como la que hoy existe.
Este verdadero milagro es un cumplimiento más de una de las profecías bíblicas. En Isaías 41:18-20 la Biblia nos dice:
"En las alturas abriré ríos
y fuentes en medio de los valles;
abriré en el desierto estanques de aguas
y manantiales de aguas en la tierra seca.
Haré crecer en la estepa cedros,
acacias, arrayanes y olivos;
pondré en la tierra árida cipreses,
olmos y bojes juntamente,
para que vean y conozcan,
y adviertan y entiendan todos
que la mano de Jehová hace esto,
que el Santo de Israel lo ha creado".
Usted tal vez piense que esta no es más que una predicción vaga que tuvo suerte de cumplirse. Sin embargo, esta no fue una profecía hecha cuando ya se veían indicios de que en el futuro cercano un paraíso como el que hoy es Israel florecería en esta tierra. ¡Esta profecía fue escrita hace aproximadamente 2,690 años!
¿Cuándo se cumplió esta profecía? Cuando Dios, en cumplimiento de otra profecía, recogió a su Pueblo de entre todas las naciones de la tierra y a partir del 1948 Israel comenzó a crear una serie de vastos sistemas de irrigación, lo que milagrosamente" permitió mejorar la decadente agricultura existente hasta el momento.
Dios mismo se toma el crédito de ser el responsable de que este milagro agrícola haya sucedido: "para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos que la mano de Jehová hace esto."
Israel está prácticamente rodeado por desiertos y por el mar. La falta de agua, incluyendo el agua lluvia, es una de las razones por las que esta tierra santa había quedado desolada. Dios también reclama ser el responsable de crear estas condiciones para que la tierra quede desolada. Así se cumplieron múltiples profecías hechas por Isaías, Oseas, Jeremías, y otros. Pero Dios no olvidó a su Pueblo donde lo tenía abandonado.
La Biblia nos dice que justo antes del fin de la historia humana, Dios recogería a su Pueblo "como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas" (Lucas 13:34). Dios le daría una economía floreciente, una agricultura pujante, una sociedad progresista...
¡En los últimos 70 años, más de 200 millones de árboles se han plantado en Israel! ¡Proporcionalmente, Israel es el país que más produce productos agrícolas en el mundo!
Israel es un granito de arena del tamaño de uno de los estados más pequeños de EE.UU., sin embargo, es temido por naciones 30 veces mayor.
Dios no ha olvidado a su Pueblo. Dios tiene planes inmediatos para su Pueblo. Dios juzgará a los que maltraten a Israel. Dios no se olvida de las promesas de un reino sempiterno hechas a su siervo David. Cristo Jesús, el Dios de Israel, viene pronto a implantar su reino eterno en Israel. ¿Permitirá Jesucristo, el Santo de Israel, que los hijos de Aláh, quienes le niegan y odian a su pueblo, dobleguen y echen al mar a la "niña de sus ojos"?
Grand Rapids, Michigan, USA |
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